Marzo: Un Mes para Reconocer el Valor de la Mujer

Marzo es conocido como el mes de la mujer, pero su significado va mucho más allá de una simple celebración. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer (originalmente conocido como Día Internacional de la Mujer Trabajadora), no nació como un día de felicitaciones ni de regalos, sino como un llamado a la memoria, la lucha y la reivindicación. Su origen se remonta a un trágico suceso ocurrido en 1908, cuando 129 trabajadoras textiles murieron en un incendio en la fábrica Cotton de Nueva York. Estas mujeres estaban en huelga, reclamando mejores condiciones laborales y reducción de su jornada de trabajo. Sin embargo, fueron encerradas dentro del edificio, y las llamas acabaron con sus vidas. Desde entonces, esta fecha se convirtió en un símbolo de la lucha por los derechos de las mujeres en el ámbito laboral y social.

Recordar que marzo es el mes de la mujer no es simplemente una cuestión de género; es honrar el esfuerzo de aquellas que abrieron caminos para que hoy podamos ocupar espacios en la educación, el trabajo y la política. Es reconocer el derecho a la autonomía económica, a la toma de decisiones, a tener sueños y aspiraciones más allá de los roles tradicionales. Porque sí, las mujeres somos hacedoras de vida, pero no nacimos solo para ser esposas, madres o cuidadoras. Somos seres completos, con inteligencia, sensibilidad y una capacidad de transformación que deja huella en cada lugar donde estamos.

Si bien hemos avanzado en muchas áreas, el camino hacia la equidad sigue siendo largo. Muchas mujeres enfrentan una doble jornada extenuante, combinando el trabajo fuera de casa con la carga doméstica y emocional. Diversos estudios han demostrado que las mujeres dedican en promedio 2.5 veces más tiempo que los hombres al trabajo no remunerado, como el cuidado del hogar y de los hijos. Este desgaste constante tiene consecuencias en la salud.

Según el neurocirujano Dr. Jim Doty, las mujeres son 80% más propensas a padecer enfermedades autoinmunes, muchas veces relacionadas con el estrés crónico y la sobrecarga mental. Nos acostamos pensando en lo que falta en la casa, en las citas médicas, en los pendientes del trabajo. Nuestra mente está en múltiples lugares al mismo tiempo, y aunque esa capacidad nos hace resilientes, también nos
puede dejar exhaustas.

Este mes no solo conmemoramos y honramos a las mujeres que lucharon antes que nosotras, sino que también hacemos una pausa para reflexionar sobre el valor que nos damos a nosotras mismas. La equidad no solo se exige, también se vive. Con cada acción, con cada límite sano que establecemos, con cada enseñanza que transmitimos a nuestros hijos e hijas, sobrinos y sobrinas, estamos dejando una huella en la próxima generación. La equidad no es solo un derecho, es una responsabilidad compartida que comienza en el hogar, en la crianza, en la educación y en la manera en que nos tratamos a nosotras mismas.

Aún hay mucho camino por recorrer, pero cada paso cuenta y desde mi espacio, intento aportar mi granito de arena recordándote a ti y a todas las mujeres que me leen o me escuchan que somos valiosas. Recordemos que merecemos respeto, reconocimiento y bienestar, no solo el 8 de marzo, sino cada día del año. Construyamos juntas un mundo más justo y equitativo, donde cada mujer pueda vivir con plenitud, sin límites impuestos, sin cargas desproporcionadas, y con la libertad de elegir su propio camino. Empecemos por nosotras.

Con amor, Mineira